Con la situación que estamos viviendo estas semanas se nos ha desbaratado toda la rutina, incluida nuestra rutina diaria de cuidado facial. Es importante recuperarla y para que no se nos olvide va muy bien asociarla a alguna acción. Si te duchas por la mañana éste es el momento perfecto para hacerlo, pero si no es así puedes asociarlo a una acción, por ejemplo, quitarte el pijama y vestirse.

La sesión de la noche puedes hacerla después de la ducha, si te duchas en este momento y si no es así lo puedes hacerlo antes o después de lavarte los dientes.

La mejor rutina facial es la más sencilla

        1. Limpieza
        2. Hidratación
        3. Fotoprotección
        1. Limpieza
        2. Tratamiento / transformadores

Vamos a hablar en más detalle de todos estos pasos:

MAÑANAS

1. Limpieza

Hay mucha gente que piensa que la limpieza facial es un paso de la rutina que se pueden ahorrar. Pero piensa que vas a eliminar el sudor y los restos de crema de la noche. Además, al estar la piel húmeda las cremas que te apliques a continuación penetrarán mejor.

Hay muchísimos productos pídenos asesoramiento. Te recomendaremos el que mejor se adapte a tus costumbres y gustos. Al final del post encontrarás la dirección de correo electrónico a la que dirigirte.

Los productos más empleados para la limpieza son:

Leche limpiadora más tónico, que es el protocolo clásico.

Aceites limpiadores o productos bifásicos, también son muy eficaces. Requieren aclarado posterior.

Agua micelar, tiene la ventaja de que en un solo paso te desmaquillas cara y ojos y te limpias la cara. No es necesario el enjuagado posterior de la cara.

Espumas limpiadoras, es la alternativa para aquellas personas a las que les gusta la sensación de lavarse con jabón.

Geles limpiadores, se aplican en las manos mojadas frotando una contra la otra para conseguir hacer espuma y luego sobre la cara y enjuagado posterior. Son los más adecuados para pieles grasas o con acné.

Para pieles sensibles hay una gama muy amplia de productos que incluyen también aguas micelares y geles.

2. Hidratación

La hidratación diaria de la piel es necesaria, ya que ayuda a mantener el manto lipídico, que es el que ejerce una función de barrera protectora de nuestra piel y también ayuda a conservar su hidratación.

Las pieles grasas y con acné también necesitan hidratación, ya que ésta garantiza la integridad de la piel y que no pueda ser colonizada por bacterias que provoquen o agraven la patología.

Una piel bien hidratada es más resistente a cualquier agresión, golpes o arañazos incluidos.

Según la edad, la condición y las necesidades de cada piel elegiremos una combinación de activos y la textura adecuada. Acertar con la fórmula y la textura es muy importante, ya que de este modo con un solo producto tenemos resuelto este paso.

Si estás usando un sérum que se te queda corto, porque necesitas más hidratación y te tienes que aplicar luego una crema estás usando dos productos. Probablemente lo que necesites sea una textura gel-cream o una crema, que te proporcione más hidratación, pero que contenga los activos que tu piel necesita. Con un solo producto estás ahorrando tiempo y dinero.

Activos

Por las mañanas debemos cuidar la piel con productos que contengan sustancias hidratantes como el ácido hialurónico o sustancias antioxidantes, como la vitamina C o el ácido ferúlico. Los antioxidantes van a neutralizar los radicales libres que se producen por la contaminación ambiental, por la exposición solar o por el tabaco, y que dañan y envejecen de manera prematura nuestra piel.

Texturas

Hay una gran variedad de texturas: ampolla, sérum, gel-cream, crema… (ordenadas de más fluidas a más espesas). Las texturas más fluidas son más adecuadas para pieles más grasas y las mas cremosas para pieles más secas.

Aunque en el caso de las ampollas ahora existe tanta variedad en el mercado que las hay para todo tipo de pieles. Sí que es cierto que hay personas prefieren ponerse después de la ampolla otro producto que les dé más sensación de hidratación. Eso es ya a gusto de cada uno.

Recuerda siempre aplicar tu producto también en cuello y escote y si te sobra, repártelo en tus manos.

3. Fotoprotección

Es necesaria tanto en invierno como en verano y estando en casa. La luz azul de ciertas lámparas y las pantallas de nuestros dispositivos nos pueden pigmentar la piel y envejecerla. En invierno podemos usar un filtro más bajo, FPS 30 y en verano FPS 50.

En el caso de los fotoprotectores también tenemos distintas opciones, según la condición de la piel. Oil-free para piles grasas, específicos para pieles sensibles, para pieles con melasma. Y los hay también con color y distintas tonalidades, para que puedas elegir el que se acerca más a tu tono de piel.

Debes tener en cuenta que no todos los protectores son iguales. Es importantísimo elegir uno bueno, que cubra el espectro adecuado de luz solar que nos asegure una buena cobertura. Lo mejor es dejarte asesora por un experto.

Es necesario aplicar una cantidad generosa, ya que la mayoría nos quedamos cortos. Aproximadamente la cantidad que cabe en una cucharada de postre. Acuérdate de aplicarlo también en cuello, escote y manos.

NOCHES

1. Limpieza

La limpieza por la noche es importantísima, porque retiramos el maquillaje y la suciedad que hemos ido acumulando durante el día debido a la contaminación ambiental o al sudor. Por este motivo no debes saltarte este paso, aun cuando no te maquilles. Perfectamente puedes usar el mismo producto que utilizas por la mañana.

2. Tratamiento

Durante el sueño nocturno el cuerpo reduce la actividad de todos los órganos al mínimo y es el momento de la reparación y la regeneración, por ello la aplicación de cremas por la noche es tan importante y beneficioso para tu piel. Por muy cansada que estés cuida de tu piel.

Pieles jóvenes

En pieles jóvenes y sin patología (acné, rosácea, melasma (manchas)…) con el mismo producto hidratante para la mañana y la noche es más que suficiente. A esta edad la mayoría de la gente se está iniciando en el cuidado de la piel y si simplificamos la rutina con un solo producto, mayor probabilidad de que la realicen.

Acné, pieles con tendencia acneica o piel grasa

Como hemos comentado, la noche es el momento de la reparación del cuerpo, por ello este va a ser el momento de introducir los activos más específicos para ciertos tratamientos.

Vamos a prescribir dermocosméticos con la textura adecuada para esta piel grasa, es decir, serums, geles o crema-geles.

Por la noche es cuando vamos a introducir activos más fuertes como los hidroxiácidos, el ácido salicílico o el ácido glicólico, retinol o ácido retinoico. Estos activos van a controlar la secreción sebácea, van a inducir una descamación y van a reducir la inflamación, y con todo ello van a mejorar de manera evidente el acné.

Además de todos los tratamientos médicos que podemos hacer para tratar el acné (IPL, peelings, micropunción…), es muy importante el cumplimento del tratamiento tópico para conseguir buenos resultados.

Melasma o manchas faciales

Para las pieles con manchas es el momento de introducir los activos despigmentantes, como el ácido tranexámico, el ácido kójico, la arbutina o el retinol. Van a evitar la formación de melanina, que ésta se transfiera a células vecinas y que las manchas se extiendan. También van a favorecer el recambio epidérmico, con lo que va a renovarse la piel, eliminando las capas manchadas.

Como en el caso del acné, la dermocosmética es totalmente complementaria a los tratamientos médicos que realizamos para tratar esas manchas.

Fotoenvejecimiento

En caso de pieles fotoenvejecidas por el sol o pieles maduras el retinol es el rey de los activos, es uno de los transformadores más potentes de que disponemos en dermocosmética. Tiene efecto exfoliante, porque acelera el recambio de las células de la epidermis, con lo que favorece la reducción de arrugas y manchas. Además, también tiene efecto despigmentante, normalizando la producción de melanina. Y para colmo actúa más profundamente en la dermis favoreciendo la síntesis de colágeno y elastina, mejorando la calidad de la piel.

Es una sustancia que puede ser irritante, por lo que hay que acostumbrar a la piel poco a poco y aplicarla gradualmente durante las primeras semanas. En función de la edad y la condición de la piel es necesario elegir el producto adecuado, teniendo en cuenta la concentración y el resto de los activos de la fórmula.

Para ir acostumbrando o retinizando la piel, durante las primeras dos semanas aplicaremos el retinol 2 o 3 noches, alternando con otro producto, por ejemplo, ácido glicólico, ácido salicílico, ácido azelaico.

Si tu piel ya está acostumbrada al retinol, no hace falta retirarlo en verano, se puede disminuir la frecuencia de aplicación o cambiar a una formula con una concentración menor.

Lo que no conviene es empezar con el retinol de cara a verano, ya que la irritación que puede producir al principio deja tu piel más desprotegida y vulnerable a quemaduras solares.

Es importante que estos activos que utilizamos como tratamiento los prescriba un experto. Algunas de ellas pueden ser irritantes o fotosensibilizantes y es necesario dar las pautas adecuadas para evitar contratiempos.

¿Que pasa con el contorno de ojos?

Es conveniente que te lo apliques tanto por la mañana como por la noche, poniendo una pequeñísima cantidad en tu dedo anular y aplicar a toquecitos sobre el párpado inferior y lo que te sobre por el párpado superior.

Ponte en contacto con nosotras escribiendo a: info@dcmedicinaestetica.es, estaremos encantadas de prepararte una rutina facial adaptada a tus necesidades.

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