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Tú eres única y me dedico a ti en cuerpo y alma, te dedico el tiempo que sea necesario. La prisa no es buena compañera de trabajo. Necesito estudiar tu cara, verte seria, verte riendo, hablando, gesticulando, para respetar tu expresividad. Trabajo con calma para asegurarme de que el resultado es el que tú y yo esperamos.

Esto lo aprendí de mi padre, que era dentista, muy meticuloso en su trabajo y muy cuidador de sus pacientes. De pequeña me encantaba ir a su clínica, me gustaba el ambiente que había, la calma, el olor. Nunca quise ser dentista, pero sí médico y ya me fui impregnando del trato que mi padre daba a sus pacientes.

Desde pequeña me ha gustado cuidarme, tuve la suerte de que me lo transmitiera mi madre, también médico y especialista en nutrición y dietética. Siempre me infundió la importancia de unos hábitos saludables. Y esto intento transmitir yo también a mi familia, pacientes y amigos. Es una de las claves de una buena salud y un buen envejecimiento, lo que haces tú por ti. La otra es lo que puedo hacer yo por ti. Es la combinación perfecta en medicina estética. La clave del éxito.

Cuando vengas lo primero que vamos a hacer es escucharte, dejar que nos cuentes qué te preocupa y qué quieres conseguir. A partir de ahí te haremos una valoración y te asesoraremos en lo que pensamos que es el tratamiento adecuando para ti.

Es tu oportunidad de corregir ese entrecejo que te da aspecto enfurruñado, ese acné o las marcas que tanto te molestan, esas arrugas sin las cuales te vas a ver más rejuvenecida o esa celulitis con la que llevas años luchando. Esto por darte unos ejemplos.